Nació en la localidad de Monteros, Tucumán, donde creció hasta los 12 años.
Jugaba en un club de su pueblo, con el que viajó a Suecia junto con un combinado de Tucumán.
A los 13 años jugó en Boca. Allí estuvo entre dos y tres meses pero tuvo que volver a Tucumán por problemas personales.
Más tarde se probó en Independiente y a los 14 años llegó a Lanús. Estuvo desde los 14 años hasta los 18 en la pensión del club, para luego pasar a vivir en un departamento.
El juvenil expresó que cuando tenga la posibilidad de volver a jugar en el primer equipo, desea hacer todo al máximo para seguir jugando y cumplir su sueño, que es consolidarse en la Primera de Lanús.
A su vez, Jaime contó que admira tanto a Diego González como a Matías Fritzler, jugadores actuales en su puesto, pero que si le toca jugar va a dejar todo y va a pelear por lo mismo que ellos porque quiere cumplir su sueño y, además, tratar de salvar a su familia el día de mañana.
Por último, Jaime contó cómo fue la última pretemporada bajo el mando del nuevo cuerpo técnico y de cómo se siente físicamente: “En lo físico, los trabajos son muy fuertes. La pretemporada fue fuertísima y nos estamos acomodando como le gusta al cuerpo técnico. Me siento más cómodo, un poco duro pero de a poco nos vamos soltando y agarrando ritmo. Mi posición en la cancha tiene más que ver con la recuperación y la distribución. Soy más defensivo que ofensivo. Uno entrena para tener chances de jugar en Primera. Hoy por hoy, entreno al máximo para que el día que me toque estar lo haga de la mejor manera. Vengo de una lesión, pero ahora ya me recuperé y estoy a disposición del técnico”.